La manera de alimentar a un perro puede tener consecuencias sobre su salud, pero también sobre su comportamiento. Por eso es una cuestión importante.
¿Qué opciones de alimentación existen?
A la hora de dar de comer a un perro, básicamente existen tres posibilidades de administración del alimento:
A- Ad libitum o libre disposición: el perro tiene la comida disponible en su plato todo el tiempo.
B- Cantidad limitada: llenamos el bol de comida con la cantidad de alimento diario necesario para nuestro perro y lo dejamos a su disposición para que el animal distribuya su ingesta como quiera a lo largo del día.
C- Tiempo limitado: ponemos una determinada cantidad de alimento en el bol del perro y le damos un tiempo limitado (por ejemplo 30 minutos) para que se lo coma. Si no lo hace, retiramos el alimento hasta la siguiente toma o el siguiente día.
¿Qué recomiendan los veterinarios?
Para responder a la pregunta “¿Cuántas veces al día debe comer un perro?” el veterinario y nutrólogo Jaume Camps establece una regla general dependiendo del tipo de perros y de la ingesta que precisan:
1– Cachorros, lactantes y perros que realizan mucho ejercicio: deberíamos repartir la comida en tres veces al día, o dejarla a libre disposición del perro.
2– Perros que consumen entre 25gr y 35gr de pienso por Kg de peso al día: dos tomas diarias.
3– Perros muy grandes: por su menor superficie gástrica en comparación con su contenido (cuatro veces menor que en los perros tamaño toy) y para evitar el riesgo detorsión de estómago, se recomienda repartir la comida en dos tomas diarias.
4– Resto de perros, con consumos menores de 25gr por Kg: con una sola vez es suficiente.
Y, eso sí, es importante recordar la opinión experta de Jaume Camps cuando dice que la forma de administrar el alimento puede tener tanta importancia como la propia calidad de ese alimento.
Entre la comunidad veterinaria, la respuesta más habitual cuando se pregunta cuántas veces al día se debe dar de comer a un perro es dos o tres tomas, repartidas a lo largo del día, y por tiempo limitado.
Otras recomendaciones generales cuando hablamos de alimentación de perros son:
- No dar de comer nunca antes de realizar ejercicio
- Mantener siempre agua fresca a disposición
- No dar nunca huesos cocinados: para aclarar este punto puedes leer este artículo sobre si es bueno que los perros coman huesos.
El problema de dejar la comida siempre a disposición del perro
Dejar la comida siempre en el bol del perro puede ser la opción más práctica desde el punto de vista humano, pero no desde el canino.
Si le damos tanta importancia a la cuestión de cuántas veces al día debe comer un perro es, obviamente, porque dejar el alimento a disposición del perro no es lo más recomendable. Si no, todos lo haríamos así porque es lo más fácil.
Los riesgos de una alimentación ad libitum son:
1- Sobrepeso u obesidad: no es factible controlar la ración de alimento diario que consume nuestro perro y, por lo tanto, es posible que coma más de lo que necesita para mantenerse en forma.
2– Imposibilidad de detectar cambios en el consumo de alimento que pueden alertarnos de una enfermedad: si no sabemos cuánto come nuestro perro al día, tampoco sabremos si lleva días comiendo menos porque tiene alguna dolencia. Ojo con esto porque el diagnóstico precoz es clave a la hora de combatir con éxito algunas enfermedades.
3– En cachorros: puede generar malos hábitos alimenticios y un apetito caprichoso. Además, en cachorros de razas grandes la alimentación ad libitum puede provocar un crecimiento demasiado rápido y un mayor riesgo de padecer patologías estructurales, óseas y articulares.
En general, a la hora de decidir cuántas veces al día debe comer nuestro perro deberíamos descartar siempre la opción de alimentación ad libitum, a excepción de algunas situaciones muy concretas.
Como recuerda Jaume Camps, siempre hay peligro de sobrepeso porque “el perro tiene menos habilidad que otras especies para adaptar su consumo según la energía del alimento. Las aves domésticas y los cerdos, por ejemplo, si les aumentamos la energía de la ración de comida en un 10%, la ingesta la reducen exactamente en un 10%, para continuar recibiendo la misma energía. En el perro, esto no ocurre. Por la forma ancestral de comer grandes cantidades al cazar (los lobos) grandes piezas y pasar después hambre durante varios días, y también por al dependencia y convivencia con las personas, esta regulación no es tan exacta”.